Sus cabellos gotean sobre un charco de su propia orina y excrementos. D contempla la mierda fijamente, pues no hay nada más a su alrededor que merezca su atención. El doctor, el hombre de la bata y las inyecciones ya no se acerca a él. Ahora son los hombres de blanco, como cuando lo llevaron allí por primera vez. D ríe mientras los hombres de blanco lo golpean. Ríe y se atraganta con sus propios dientes.
- ¡Tú vas a limpiarlo!- grita el hombre de blanco, y él se ríe más fuerte, porque sabe que no es verdad. El hombre le da una patada y la vejiga se suelta. D se orina de nuevo.
- Hijo de puta- escucha. Después ya no escucha nada. Se ríe, y probablemente, esta vez, solo lo hace para molestar. Está pensando en otra cosa muy diferente a los desperdicios que le rodean o las palizas que le propinan. Ha estado escuchando la música de Otis Redding durante los últimos tres días, y jugando una partida de póker tras otra más tiempo del que podría verificar. Mientras le golpean con las macanas en las rodillas y amenazan con liberar en su sangre algún calmante, D se ríe. Está pensando en escapar.
sábado, 2 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Ya pasó domingo y no publicaste algo nuevo. No seas desconsiderado con tus FANS enamoradas.
P.D. "Estos chicos de ahora"... Hay que estarles metiendo rocotos por el culo y a ver si se apuran.
Publicar un comentario