domingo, 7 de diciembre de 2008

ojo de Odín

ante la multitud
golpeo una puerta de vidrio
y la destruyo
heriste con tu honda al hijo de mi hermano
una piedra tallada hendió su ojo azulado
cuando jugaba entre la hierba seca del campo
el aleteo de los guardacaballos y los agudos lamentos nos avisaron
y tu presencia pudo sentirse en el vacío,
siniestra,
mas no te dejaste ver y huíste
ahora, sin embargo, te presentas aquí
con tantas vidas entre tú y yo
armado
pretendes golpear mis huesos y castigarme
remecer el vitriol de mis órganos y mofarte abiertamente
esto no es para ti más que un juego diplomático
un taller de debate
una escuela de artes escénicas
pero te aseguro
que no hay comedia en la base de mis puños o en la suela de mis botas
ni diplomacia en el reflejo del sol verde en los cristales
ni me resulta
singular
la sorpresa apabullante rodeándonos
ahora que estás sobre la loseta
no son los golpes en tu cráneo los que me hipnotizan
es la posibilidad más bien
de tomar un vidrio oscuro de entre las trizas
e incrustarlo, lentamente y sin recato,
en la cuenca de tu ojo amoratado.

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