jueves, 17 de abril de 2008

El vodka y el vietnamita del infierno

Así que entro en la jodida tienda y miro bien al tipo del mostrador. Me muero de sed y pretendo comprar algo para beber en el camino.
- EH, DAME UN VODKA.
El tipo me mira, me escudriña por debajo de la barba.
- ¿IDENTIFICACIÓN? me dice el puto vietnamita.
- NO LA TENGO, ¿NO VES QUE TENGO BARBA?
- NO TE DARÉ NADA AMIGO. NO VENDO ALCOHOL A MENORES.
Entonces el tipo logra molestarme, porque puta madre, a mí no me vienen con mariconadas.
- ¿MENORES? ¿MENORES? HE PELEADO EN UNA MALDITA GUERRA. ¿VES ESTAS MANOS, JODIDO VIETNAMITA? ESTAS MANOS HAN MATADO MÁS CHINOS DE LOS QUE VERÍAS EN TU PUTO ÁRBOL GENEALÓGICO.
Me mira mal, me pide que me vaya de la tienda y revisa bajo el mostrador. Tiene un arma el jodido chino, una Ithaca o algo así. Así que no voy a esperar a que un puto marica me amenace, porque mierda, estas manos han matado hombres. Así que me lanzo sobre él y en dos segundos tengo mis manos sobre su cuello y oprimo y aplasto su puto cuello como si estuviera jugando con masilla.
- ¡CHINO DEL INFIERNO, DAME EL VODKA!
El cajero no reacciona así que lo jalo con ambas manos y golpeo su cara con la registradora. Lo hago una vez más por siacaso y lo empujo. Me llevo el vodka y un paquete de cigarrillos, y también uno de chicles. Condones no porque luego de matar un chino la pinga se me duerme al menos un par de días. La gente en el establecimiento me mira y yo les miro mal. Eso siempre funciona, porque tengo una barba de los mil demonios y la cara llena de cicatrices más feas que un cojón sifilítico. Salgo, trepo en el auto y abro mi botella. Le doy un trago antes de encender el motor y seguir mi camino. Pero oh sorpresa, el cajero vietnamita del infierno sale, la cabeza sangrando como una calabaza rota y con la jodida escopeta en la mano, y me apunta.
- ¡CHINO DE MIERDA!
Así que acelero y le atropello, por puto y rosquete. Yo solo quería mi vodka. Me doy cuenta que la gente no se ha movido de sus mesas, pero me sigue mirando mal. Así que les atropello a ellos también. Giro el timón y salgo de ahí. Un trago y unos cigarrillos siempre me ponen contento.

(12 de julio del 2007)

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