El otro día estaba sentado en el jardín de las frutas grandes de piedra, cerca de la facultad de derecho en la universidad. Estábamos Martín, Carmen, Kenny, Alicia, Carlos, Diego y yo y no sé si me olvido de alguien, sentados todos en el jardín y rodeados por las frutas grandes de piedra (o de cemento, qué más da). Y entonces Martín empezó a hablarnos de cómo debíamos venderles la moto (o en este caso, la revista, la revista en la que trabajo, o "trabajo", que se llama Puntos Suspensivos y se vende muy barato en la Universidad Católica y en la San Marcos y está escrita por los hombres y mujeres del futuro, SÍ SEÑOR) a los dueños de los establecimientos que queríamos que nos dieran auspicios para la revista, y Martín decía, "deben tomarlos por el brazo mientras les DAN la mano, y deben mirarlos a los ojos y resultar intimidantes y decirles, mire señor, MIRE SEÑOR, nosotros trabajamos para una revista que se llama Puntos Suspensivos y que no se llama así porque sí, NO SEÑOR, se llama así porque tiene un significado profundo, y lo pueden encontrar en las letras de Sabina, porque a nosotros los hombres y mujeres del futuro nos encanta Sabina, SÍ SEÑOR," y todos mirábamos a Martín como anonadados, porque REALMENTE resultaba convincente, cuando Carmen y Alicia, que son las mujeres ecológicas del futuro, vieron un gusano en el suelo, un gusano largo y marrón que se movía muy rápido muy rápido. Entonces el gusano se estiró hasta donde yo estaba y lo agarré por la punta de la cola y lo alcé y Martín dio un brinco como una bailarina, como una bailarina del futuro, y todos nos reímos, y Martín dijo "qué es eso?" y Kenny dijo "mira que GRANDE es" y yo dije "es un gusano," y el gusano se retorcía y se agitaba entre mi índice y mi pulgar y trataba de morderme los dedos pero no podía, porque no tenía boca, o al menos yo no se la podía ver con estos dos ojos pardos grandotes que tengo. Y entonces el gusano dijo "eh, bájame". Y yo me quedé como asustado, realmente anonadado, y me preguntaba si realmente había sido el gusano o si había sido Martín el que había hablado, aunque yo no estaba agarrando a Martín por ningún lado. Entonces el gusano dijo de nuevo "bájame," y yo dije "Cristo!", y el gusano dijo "ese mismo". Entonces todos nos quedamos mirando al gusano, que dijo, "¿me puedes bajar?", y yo le pregunté quién era, porque realmente ese gusano era ALGUIEN, como tú y como yo, un bicho que habla no es un nadie. Y el gusano me dijo "Soy tu señor Jesucristo, cabrón, así que bajame, bajame ahora," pero entonces, entre tanto retorcimiento, se percató de que podía ver directamente en el escote de Carmen, y dijo "CRISTO!", y yo le dije "eh, Jesús, eres un gusano," y él me dijo que si esperaba una paloma, pero luego pareció detenerse a pensarlo y seguro que lo malinterpretó todo porque me dijo que no fuera descortés, que lo habían clavado en una cruz por mí, y eso si no me gustó, porque era un cochino gusano, y se lo volví a decir, y le dije que a él no lo habían clavado por nadie, que era un gusano mezquino y que si lo habían clavado en un madero no había sido culpa de nadie más que de él, por dejarse agarrar. Y el gusano dijo "bueno, ya, vale, la culpa es mía. Ponme en el escote de esa pollita y dejemos todo en el pasado." Y Carmen le dijo que pollita su madre, y entonces Carlos le dijo que no se metiera con la Virgen María.
"Carlos, no seas idiota, ese gusano no es Jesús," dijo Martín. "Definitivamente hay una explicación lógica para esto!"
Y el gusano se echó a reír, y dijo que no la había, que sino le preguntaran a Lázaro, y luego nos dijo que todos nos ibamos a ir al infierno si no dejabamos de llamarlo gusano, cosa que nos asustó a todos un poco, y entonces le dije que lo bajaría, pero que no lo pondría en el escote de Carmen porque podría salir lastimado, y el gusano me dijo "okey, Makey," y ala, lo puse en el suelo y se fue arrastrándose tan rápido como una rata de alcantarilla, perdiéndose entre las matas de pasto y paja. Y de repente Kenny se puso de pie de un salto, probablemente porque sintió algo en sus pantalones, y empezó a pisar como loco allí donde se posaban sus ojos, y Carlos gritó, "Kenny, detente!" Y entonces todos miramos a Kenny y Kenny nos miró a nosotros y dijo, "Mierda, creo que maté a Cristo." En ese momento todo se puso oscuro y la tierra empezó a temblar y cayeron rayos y truenos, así que salimos corriendo de allí, porque no queríamos que ESAS piedras cayeran sobre nosotros, no señor no. ¿Sino después quién escribe en Puntos Suspensivos, sin los hombres y mujeres del futuro? En fin, sabe Dios.
domingo, 20 de abril de 2008
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3 comentarios:
yo lo vi en una combi extraña y alargada, repletísima de sujetos extraños y gorriones. se veía asustado, le dije que fuera contigo y al parecer te encontró bien.
No te entendí.
ey!
tu, maldito seas!
keep going!
m.
ps.- nunca entiendes nada! ni a Cristo,carajo!
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