martes, 1 de enero de 2008

la torre del elefante

apoya la jarra de café sobre la mesa.
"¿qué ves a lo lejos?"
"veo la enorme cabeza de un elefante. O de su esqueleto. Por momentos es azul y por momentos plateada, pero sus colmillos siempre son de un color marfil amarillento, más como un hueso de verdad."
"tienes alucinaciones interesantes."
"sírveme el café, y cállate."
coge la jarra, alzala, sirve la taza. la taza es rosa y tiene líneas verdes en los bordes.
líneas como en las comisuras de tus labios.
"si fumaras un cigarrillo menos al día las venas en tus piernas podrían terminar de soltar toda esa tensión acumulada y convertirte en un espíritu libre en esta tierra."
"tienes un ácido sentido del humor."
"ácido como un hongo."
de los ojos del cráneo de elefante viene un auto rojo, un Corvette o quizás un Mustang, a esta distancia nada es lo mismo, nada puede verse con demasiada claridad, pero sin duda es un auto clásico y llamativo.
"¿te gustan los clásicos?"
"y entonces... ¿vamos a terminar con esto?"
"no cambies el tema. ¿te gustan?"
"eres un ángel. un ángel negro o una costra de rimel en mi mejilla."
"hmmmfmm."
aún a través del cristal y del pálido sol de la mañana puedo escuchar el ir y venir como la brisa marina, si bien estamos en el desierto y me distraen todos los demás ruidos. el vapor, las pequeñas gotitas de café. quizás me empiezo a quemar. ¿o nos quemamos?
"¿qué ves más allá del elefante?"
"¿vamos a terminar con esto?"
"no ignores mi pregunta."
te haz ido, o quizás solo te haz filtrado entre mis canas.
apoya la jarra de café sobre la mesa. ¿es eso un disparo?

(la bala salió del agujero de su nariz.)

No hay comentarios: