jueves, 28 de agosto de 2008

Relato de fin de semana

L escribe de tanto en tanto en un blog de internet. A Q le gusta lo que escribe L y un día entra en contacto con él. Se da cuenta de que se han visto antes en la universidad y Q llega a la conclusión de que realmente hay algo que le intriga sobre L. L no parece sentirse realmente intrigado por nada. Él solo quiere tirar piedras.
Q y L hablan cada vez más. Q quiere saber cada vez más sobre L y quiere que L sepa cada vez más sobre ella. Hablan por teléfono. L hace algún comentario, muchos "mjm," prestando atención pero nunca demasiada. Solo la suficiente. Q se pregunta si después de todo L es diferente o solo un poco tonto. Decide que quiere acostarse con él.
Un día L llega a su casa borracho y se conecta en el Messenger. Q lo ve aparecer y le pregunta cuando puede encontrarlo solo en su casa. L responde que nunca, pero que en el piso de abajo nadie los molestará. Q trata de negar que esas sean sus intenciones. Le dice a L que esas no son sus intenciones. L no parece hacerle caso. Le dice que vaya a su casa. Le dice que quiere que vaya. Q se rehusa y L insiste hasta que el asunto comienza a hacerse un poco cansino. Ante las negativas de Q, L decide seguir bebiendo. Finalmente la curiosidad y el deseo de Q pueden más que su recato y le pide a L su dirección, y este se la da. Entonces Q sale de su casa y toma un taxi.
Cuando llega a la puerta de la casa de L, Q coge el celular y le da una llamada para avisarle que está afuera. L va al cuarto de su hermano, coge un condón y se lo guarda en el bolsillo. Luego baja a abrirle la puerta a Q. La hace pasar por el jardín, comparten un par de palabras, luego la lleva a la sala. L empuja a Q en un sofá y la besa. No soporta el sabor que siente en su boca. Le ofrece un poco de ron, pero ella se niega. L vuelve a besarla, ignorando ese sabor que no acaba de desaparecer, y entonces se baja el pantalón. Pese al alcohol tiene una buena erección. Lleva la mano de Q hacia su miembro y le da un trago a la botellita de ron. Ella lo besa y él le ofrece un trago. ¿Por qué tanta insistencia? pregunta ella. Me gusta el ron, dice L. Q acepta finalmente, bebe y comienza a masturbar a L lentamente, suavemente. Parece insegura, confundida. Por su parte L no está inseguro ni confundido. Quiere tirarse a Q y listo. No quiere nada más de ella. En el fondo, Q lo sabe. Cree que no le importa. Quizás no le importe. No es importante.
L le sube la camiseta a Q y le desabrocha el sostén. Comienza a jugar con sus pezones despacio. Los lame y los besa, los mordisquea. Luego la besa de nuevo y la insta a que le haga sexo oral. Q acepta. Agacha la cabeza y se lleva el sexo de L a la boca. No tiene mayores problemas, no le incomoda. L lo está disfrutando. Le dice a Q que sabe hacerlo, que lo hace bastante bien. Le dice que le gustaría correrse en su boca, pero que no sabe si ella tendría problema con eso. Que a muchas chicas no les gusta. Q le responde que no es tanto una cuestión de gustos como de qué tan lejos esté dispuesta la chica a llegar. L le da vueltas a la frase pero el ron no le deja entender. O quizás es solo una mala frase de parte de Q. No es importante.
L trata de tocar el sexo de Q, pero esta no lo deja. Insiste, pero ella no lo deja. No se deja por nada. Él la besa. Bebe un trago de ron. Juega con sus pezones. La toca. Lleva su mano a su boca, ella le chupa los dedos. Una vez más trata de tocar su sexo. Esta Q se deja. L mete dos dedos y Q gimotea con fuerza. Los mete y los saca y ella sigue gimiendo, pero más despacio porque L le indica que sus padres están arriba. Al fin, L saca el condón de su bolsillo y lo abre. Le indica a Q que se la chupe de nuevo. Q lo hace y al rato L retira el pene de su boca y lo viste con el preservativo. Entonces ella se sienta sobre él y lo hunde en su sexo sin problemas. Se mueven. Se mueven. Q salta y balancea sus caderas con las manos de L posadas sobre ellas y este embiste y embiste. Q suspira. Te odio, susurra. Te odio. Te odio. Te odio por lo que me estás haciendo. L se ríe. Bien que te gusta, pendeja, le dice. ¿Por qué ya no escribes en tu blog? pregunta Q entonces. Estoy deprimido, responde L. La tenías precisa, maricón, dice ella. Se ríen.
Te la quiero meter por el culo, dice L entonces. No, dice Q sin dejar de moverse. Te la quiero meter por el culo, repite L. No. L insiste y Q sigue negándose. Sus movimientos se hacen más fuertes. L insiste una vez más, es decir, le dice a Q que se la quiere meter por el culo. ¿Por qué tanta insistencia? pregunta Q. ¿Cuál es la gracia? Que tú no quieres, dice L. Entonces Q se retira y se pone a cuatro patas. L se monta detrás de ella y abre sus nalgas. Trata de introducir el pene entre ellas, pero es muy grueso y Q es muy estrecha. No se rinde, sigue tratando, pero entonces Q empieza a llorar. No, no, no, dice. No otra vez, no. L no entiende lo que sucede, se asusta. De golpe se le ha pasado la borrachera. Cree haber escuchado un ruido arriba, proveniente del cuarto de sus padres. Mientras Q llora arrodillada sobre el sillón, L se pone de pie y se sube los pantalones. Guarda silencio unos segundos y comprueba que sus sospechas eran infundadas, y entonces abraza a Q. Le dice que no harán nada que ella no quiera. Que él no la obligará a nada. Le da un beso y la ayuda a vestirse. Salen al jardín. L le da un trago a su ron. Hablan, ella enciende un cigarrillo. Conversan un rato y él le ofrece un poco de ron, pero ella se niega.
Caminan fuera de la casa y siguen caminando un rato. En el camino L va perdiendo misticismo. Le dice a Q que aquello no va a repetirse. Ella entiende. Siempre es lo mismo con los chicos, piensa. L piensa en cambio que siempre es lo mismo con la gente en general. L le dice a Q que no va a ser tan mezquino como para decirle que aquello no se va a repetir porque le preocupan sus sentimientos. Él odia la mezquinidad. Le dice que no va a repetirse porque simplemente él no quiere repetirlo. Q asiente con entendimiento. Le pregunta si hacía falta explicar todo eso, si hacía falta explicar nada. L se ríe. Le dice a Q que no, pero él es humano después de todo. Le pasan por la cabeza las mismas cosas que a todos. Pero no, ella tiene razón. No hay sentido en decir que no volverá a pasar, dice. Al final, uno nunca sabe lo que pasará. Se ríe.
Q detiene un taxi. Negocia con este el precio que ha de cobrarle para llevarla hasta Miraflores. Luego se despide de L con un beso en la mejilla y este ve como el taxi se aleja en la noche. Camina un rato a solas, arrastrando los pies y bebiendo algunos tragos de ron. Algo le incomoda debajo de los pantalones. Por un momento cree que le ha dado un calambre en el pene. Decide bajarse los pantalones y se la mira. Ha olvidado de sacarse el condón. Se ríe. Lo tira en la calle y sigue caminando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estaba escrito chico, lo pusiste en escrito y luego no sabias en lugar de quién lo hacías; solo nosotros en el piso sucio de la cocina y la justicia hecha.. mientras recito lo que escribes mi estómago aún resiste la toxicidad de tu alcohol, como tu, panegirista borracho y leyendo mi desenlace..

si mi chico estuviera peleando una guerra sacrílega pues estaría a su lado, solo yo, mi dignidad y el "case" de su guitarra.

Lion Chinaski dijo...

oh.