jueves, 10 de julio de 2008

el ritual

Bailábamos al ritmo del baile de St. Vitus en un rincón de la casona. Ella tenía un buen culo, buenas piernas, buen rostro y buena ropa, negra y ajustada, y sabía como moverlo todo sin despeinarse. Me dejé caer junto al tocadiscos y le di un trago a la botella de whiskey. Ella se recostó sobre mi cuerpo y me besó despacio.
- ¿Te has enamorado?- preguntó.
- Tres veces- respondí pasándole la botella.
- Ah- murmuró sonriendo, dándole bien al whiskey.
- Nena, estoy borracho, esto no va a funcionar.
Se echó a reír.
- Funcionará. Vas a ver que sí. Tú relájate.
Así que me relajé. Nos seguimos besando y seguimos dándole al whiskey y eventualmente se me levantó el monigote a base de alcohol. O eso o es que ese culo potenciaba mi sangre.
Ella me ayudó a bajarle los pantalones y luego me ayudó a bajarme los míos. Entonces se sentó sobre mí y ambos suspiramos. Ella dijo "Oh" y yo dije "Por Thor" y comenzamos a movernos. Realmente nos movíamos.
- Jesús- dije, pero ella no se detuvo un momento y yo seguía cañón. En algún momento traté de recordar de donde la habría sacado pero la verdad era que no me importaba del todo. Se movía realmente bien y yo estaba pasado de alcohol, pasado de drogas, pasado de vueltas, pasado con el alquiler y pasado con unas cuantas cosas más, así que decidí olvidarme de todo y concentrarme en lo que tenía al frente. Le abrí la chaqueta luego de un par de intentos y me sumergí sobre esas tetas sin sostén, lamiendo, besando, mordisqueando y chupeteando, mientras ella se movía sobre mí como si yo fuera un dildo con patín.
- Ah, carajo, nena- gemí y creo que ahí fue cuando me vine. Cuando todo hubo terminado, ya no había más música. Ella se dejó caer a mi lado y le dimos un poco más al whiskey y al hachís.
- Nena, eres increíble- le dije -. Tienes que decirme cómo te llamas.
- Ruth- dijo, y luego de eso ya no me acuerdo más.
La cosa es que seguí viéndome con Ruth en las demás reuniones del viejo Viny, que seguía teniendo esa casona vieja y grande que había heredado de su abuelo, y cada vez que la veía ella estaba más buena. Quiero decir, estaba radiante, hacía que los hombres se voltearan, y no estoy hablando de obreros y cobradores, oh no, quiero decir que si hubiera pasado junto al cardenal el maldito marica también se hubiera volteado. Así que en la situación en la que estaba, yo, que parezco un miembro de la familia Manson, podía decir que tenía mucha suerte.
Un día estaba tirado en el suelo de mi departamento cuando de repente sonó mi teléfono. Por aquél entonces yo no tenía celular y a muy poca gente le daba el número de mi departamento. Me gustaba ser inubicable, estar tranquilo, tener tiempo para mis cosas, que en realidad, la mayor parte del tiempo se limitaban a jugar al mús y fumar hachís.
- ¿Aló?
- Hey, Iñaki.
Era Ruth.
- ¿Ruth? Hola, ¿cómo conseguiste este número?
- Me lo dio Viny- dijo.
- Ah mierda.
- ¿Te molesta que te llame?- preguntó.
- Ah, pues no, no, la verdad es que no. ¿Cómo estás?
- Bien, estoy bien. Iñaki, necesito verte.
- Oh. ¿Ahora?
- Sí, ahora, es urgente.
- Oh. Bueno, ¿donde?
- En la casa del abuelo de Viny.
- Ah. Ok.
- Genial, te veo ahí en una hora. Un beso.
Y me colgó. Iba a decir algo bonito o así pero me colgó muy rápido. Para cuando me puse de pie me di cuenta que tenía una erección de platino. Así que fui al baño y me lavé los dientes, me puse un par de zapatillas y cogí una casaca que tenía a la mano. Salí de ahí y caminé unas cuantas calles hasta llegar a la casona. Me encendí un cigarrillo y lo estuve fumando antes de llamar a la puerta, y para mi sorpresa me abrió Ruth.
- Ruth, dios mío. ¿Vives aquí?
Se echó a reír.
- No, vamos, no seas tonto. Le pedí a Viny la llave.
- Ah, carajo.
Me besó y cruzamos juntos el jardín hasta llegar al salón. Como siempre, no habían muebles, solo un tocadiscos en el que sonaba algo de Witchfinder General y una botella de whiskey gringo. Entonces ella me tiró al suelo y se puso sobre mí, besándome con pasión. Al rato me animé a hablar, solo cuando me sentí algo insensible.
- Nena, dijiste que pasaba algo.
Ruth puso cara de pucherito. La pinga pasó del platino al estaño.
- Solo dije que necesitaba verte. ¿Tenía que ser algo malo?
- No nena, tú sabes que no. No es lo que quise decir- contesté. La vi sonreír con satisfacción, y empezó a besarme de nuevo.
- Oye nena, por cierto, ¿tú hiciste este pentagrama sobre... sobre el que estamos, tú sabes, echados?
Ruth siguió riendo y besándome, asintiendo muy lentamente.
- Ah bueno- dije -. Entonces supongo que está muy bien. Tienes buen pulso.
- Tonto- dijo -. ¿Por qué no bebes un poco? Solo déjame trabajar un poco, tú relájate.
Comenzó a besarme el cuello y luego a subirme la camiseta. Sonreí, embobado, sintiendo sus manos desabrocharme la correa y luego los pantalones. Siguió besándome, el pecho, las tetillas, antes de pasar a mi estómago mientras me bajaba los pantalones.
- Cristo- murmuré cuando sentí sus manos en mis testículos. Me mordí el labio y me puse a contar, impaciente. 5... 4...
3... 2...
1...
- MAMÁ. MAMÁ. ¡JESÚS, MADRE DEL AMOR HERMOSO, ESTÁS DEMENTE! ¡MIERDA, JESÚS!
Sentí la sangre correr sobre mi estómago, mis piernas, incluso tenía el culo manchado de sangre. Traté de ponerme de pie pero mis piernas no respondían. Estaba sudando, mi mente aún no dejaba ir la sensación del metal helado y todos esos pequeños dientes sobre mi miembro, de los chorros de líquido rojo que empezaban a cubrir todo a mi alrededor.
- ¡CRISTO, ZORRA, DIOS MÍO, DIOS MÍO!
Ella se reía, se reía a carcajadas con esa boca toda roja, roja de por sí y roja de sangre. Se puso de pie con un cuchillo en una mano y mi pene en la otra.
- ¡ESO ES MÍO, MIERDA, ESO ES MÍO, CABRONA, DIOS!
La verdad es que no supe en qué momento me puse a llorar. Pero la cosa es que me puse a sudar y a llorar y en un momento determinado sentí que quería mear y el dolor se hizo realmente insoportable y lloré y grité con más fuerza.
- ¡POR QUÉ, MIERDA, POR QUÉ, POR QUÉ LA PINGA DE TODAS LAS COSAS, MADRE DEL AMOR HERMOSO! ¡THOR, FREYA, ODÍN, QUÉ TE PASA, DIOS MÍO!
- Vamos, tú sabes que no era nada personal nene- dijo Ruth sacudiendo esa melena y ese culo suyos que estaban tan bien -. Es solo que me lo pusiste fácil. Y ya. Si te hace sentir mejor, no fue del todo tedioso.
- ¡POR QUÉ!- repetí -. ¡POR QUÉ POR QUÉ POR QUÉ POR QUÉ POR QUÉ MIERDA POR QUÉ!
- ¡Ah, carajo, porque lo necesitaba! ¡Me han estado decepcionando desde que tengo trece años, la puta madre! No se puede contar con los hombres, ni siquiera puedo contar con sus penes. ¿Has tratado de usar un consolador? ¿No, no? Pues te voy a decir que me jode tener que estar metiéndome un plástico para no tener que soportar su cháchara. Ah no, así que decidí recurrir a lo sobrenatural. No he estado tirando contigo por gusto, Iñaki, todo era parte de un plan. He estado investigando durante mucho tiempo, revisando libros de demonología y estudiando rituales más viejos que el bop jazz, siempre buscando la respuesta a mis plegarias, ¿y sabes qué? La encontré. Tú solo fuiste un catalizador de energía sexual. ¡Ahora mira a mi bebé, Iñaki, míralo, está vivo! JAJAJAJA.
Las lágrimas a penas me permitieron ver, estaba en shock, pero aún así, lo que tenía Ruth entre las manos era tan sorprendente que pude retenerlo en la memoria. Realmente, mi pinga estaba viva. Se estaba moviendo en las manos de aquella zorra y estaba más grande de lo que jamás estuvo mientras tuvo piernas. Era un consolador de carne humana, y temblaba y se agitaba y se debatía como si tuviera vida propia.
- Jesús... - murmuré antes de perder el conocimiento.
Cuando desperté estaba en el hospital. Vino la policía a interrogarme y les di la descripción de Ruth, pero no pudieron decirme nada de ella y nunca la encontraron. Viny estaba muerto, la muy puta le había sacado las pelotas y al parecer había usado su sangre para hacer el pentagrama para el ritual y todas esas cosas. Después de todo esto estuve en rehabilitación, traté de suicidarme un par de veces, luego intenté unirme al coro de la clínica, pero como a mí si me había dejado los huevos, seguía teniendo voz de barítono que no estaba especialmente afinado, así que me dijeron que lo mío era el origami. También hice algo de investigación, leyendo libros de lo oculto y así, y descubrí que podía hacerme un pene nuevo cortando las narices de cuatro rabinos. Pero decidí que finalmente, no lo haría. Me daba demasiada flojera. Lo mío era jugar al mús después de todo, y me gustaba pensar que allí donde estuviera, el pequeño Iñaki no lo estaba pasando tan mal.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

en realidad quise evitar reirme con los terminos que usas para describir erecciones y ese tipo de cosas pero quizas era porque estaba escuchando lady madonna en la cumputadora y no se.

si alguien puede acostarse como una mujer como ruth deberia tener algo que llame mas que los demas.
no me gusta indagar en lo que parece muy simple. podria decir mas pero no sirve de nada creo jaja
un beso

Lion Chinaski dijo...

ya. como 3 libras de carne púrpura.

Anónimo dijo...

jajajajajaja no supuse eso pero facil fue lo que quiso decir
que impredecible.

P dijo...

prepararme con "the wizard" para el tan peculiar desenlace fue preciso. muy, muy bueno juan josé.