domingo, 23 de septiembre de 2007

un poema de domingo por la tarde

muevo las fichas en mi tablero
hacia el norte, siempre al norte,
en donde yacen los caparazones de celestes ejércitos,
en donde marchan las figuras de
zanahorias en llamas
reyes lagartos
e Impalas amarillos
perdidos en el desierto blanco del tumulto verde
y qué sé yo,
tantos colores.
y las madres adolescentes prostituas amamantan a los hijos
de los reyes lagartos que poblaron
el país en los 60's, sentadas en el asiento trasero del Impala con los
------labios pelados de sus niños
asidos con fuerza a sus pezones enhiestos como la espada del
------caballero
al otro lado del tablero (o igual de rojos por lo menos) que camina
------con paso presuroso
entre los cráneos de las víctimas, los cuerpos cosidos de las
------creaciones de un científico nazi
o un púber precoz o un fanático de la fiebre de sábado
por la noche
que se achica, que se aplasta, se comprime, se penetra, se confabula, se literaliza,
se culturiza, se aplica, me aplica o te aplica, se rasca, se agacha, se
------aligera y termina por
correrse en el sillón aterciopelado
de la sala de su casa frente a todas las amigas
de su hermana, que descansan en las vainas
de la arveja morada, la arveja que usa la madre soltera inexperta
para hacer jugo para la lonchera de sus hijos
que van a clase los domingos, ¡cómo odio a los niños pobres que van
------a clase los domingos!
y todos quieren ir al norte, siempre al norte, ahí los veo
marchando entre tanta zanahoria en llamas (se las comen),
entre reyes lagartos que empiezan a huir a África
y matando a palazos a las putas adolescentes madres de familia que
------aún amamantan,
aún ahora amamantan
a sus feos cachorros con escamas.

el culto de Belial

somos el kvlto satániko del infierno pervano,
posar ante las kámaras jvnto a Rikky Martin
podría akarrearte la mverte, el destierro.
es traisión.
somos el kvlto total del infierno pervano
y en las notxes de klaro de lvna,
kvando esta es grande y morada y las tiras de papel plateado giran
------- rápida y sensvalmente
en sv amplio kontorno
violamos gatos kon la pvnkta del dedo gordo
de nvestros pies.
nos enkventran en konsiertos de metal arrankando las kabezas de
------- jóvenes kristianos
kolokándolas sobre pikas,
leyéndoles poemas de la llegada de Belial,
de la vida de Mario Santiago,
de la sodomia de Rimbavd y
de la Gverra Sivil Española, esa que
no deberíamos konoser, kon Belsebv karkomiendo
karkomiendo, karkomiendo
las paredes de nvestra mente, vbikada en vn koliseo germániko,
donde las kabras devoran leones kon el mismo esfverzo kon qve
------- vno
pelara los garbanzos al rosiarlos kon
bikarbonato.
somos los poetas satánikoss del kvlto pervano del infierno,
temenos o bebe el dvlse néktar del orgasmo de las vírgenes,
pero hagas lo qve hagas,
no te rías,
es traisión.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Microrelato sin nombre

Cogí la botella de vino y me quedé observandola un buen rato. Me puse a pensar que podría bebérmelo de dos tragos largos, más o menos. Era por eso que no me gustaba beber vino. No me golpeaba, no tenía ninguna dificultad para pasar por mi garganta, pasaba como agua. Beber gaseosas se me hacía una faena mas complicada. Descorché la botella y serví dos copas. Una para mí y otra para nadie más. Al rato llamaron a la puerta. Era Sara.
- ¿Qué edad tienes?- me preguntó.
- 20- le dije.
- Chévere.
- Sí.
Di un trago a mi copa de vino tinto helado. Le ofrecí la otra a Sara. Le ofrecí las dos.
- Gracias- dijo bebiéndoselas.
- No es nada.
Cuando terminó, me bajó los pantalones. Me agarró la pija y se la metió a la boca. Con una mano la cogía y con la otra se tocaba debajo del pantalón. Lo hacía bien, sabía mover las manos y tenía la garganta profunda; yo me daba cuenta cuando a una mujer le gustaba chupar y cuando lo hacía por compromiso, para no sentirse tan lesbiana. A Sara le gustaba chupar, pero tenía cara de lesbiana, con acné y una gran nariz. Pero ya dije que lo hacía bien, usando la mano, los labios, la lengua. Succionaba y hacia ruiditos. A veces me lamía las bolas y me hacía cosquillas. Le puse las manos en la cabeza, y ella no paró de chupar y jalar hasta que me corrí. Despues siguió chupando y lamiendo. Se sacó la pija bien limpia de la boca y se sentó a mi lado.
- Gracias- dijo una vez más.
- No es nada- respondí guardándomela en el pantalón. Hablamos un rato, hasta que me aburrí. Me vio la cara, y entonces me dijo que se tenia que ir. Le ofrecí el vino que quedaba. No lo rechazó. La acompañé a la puerta, le di un beso en la mejilla y luego volví a mi cocina. Me quedé viendo las copas vacias un rato, luego las lavé y las guardé en la alacena. Luego me volví a sentar, pensando en Sara y su adicción al sexo oral. A todas las mujeres les gusta el vino, me dije.

(Weston, 14 de agosto del 2007)

martes, 18 de septiembre de 2007

Llegarán los gigantes y los trolls

criaturas de hielo y piedra,
embarcados en naves siniestras
de negros cascos hechos con las cáscaras
que fueran las uñas de los
muertos. Muertos como el niño ahogado
en el fango que liberan establecimientos
de comida rápida y restaurantes
de gourmet
----desde tubos de escape
asidos fuertemente a las paredes de
---sus patios,
o como mi abuelo muerto en la presta ambulancia
(se había dado un golpe en la cabeza al resbalarse en la tina) o
como John Bonham luego de beberse
-------40 shots de vodka
a la hora del desayuno
(qué grande era Bonzo!),
así de muertos. Y cuando lleguen
los ogros (los trolls y los gigantes)
temblará Odín, temblarán los dioses,
temblará Valhalla
---y consumidores de plantas y consumidores
-de carne
--------y las dos cosas
se enfrentarán
como emos y metaleros en un concierto de punk comercial
(ay de los emos vegetarianos).
Aguarden a las naves negras de los ogros
escuchando a The Doors y a Led Zeppelin
y a Deep Purple,
bien limpios, perfumados
con ajo y canela, palillo
-----------y clavo de olor,
y teniendo a la mano
-----------------------------------------las llaves del auto
y un buen extintor.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Tch

Cuando era joven pensaba en bombardear el World Trade Center y otros edificios y universidades estadounidenses
Pero ahora que soy un adulto pensaré en lavar mejor
las manchas de semen en mi camisa y planchar esa corbata de pesadilla
que compré en la misma época en que besé
a una niña tan parecida a Janis Joplin
en el techo de un centro comercial (que seguramente también habré querido volar)
hace ya tanto.
Y también pensaré pienso pensé que la paz podría llegar a Iraq y que el mundo se salvaría
del calentamiento global sin derramar una sola gota de sangre,
y que los médicos
franceses
hallarían la cura para el resfriado común. Ahora que ya soy un adulto
Estoy vestido de Mañana.
Trabajaré en un periódico y dictaré clases
en una universidad y me limpiaré limpio limpié las manchas
de flujo
con un clínex con olor a menta.

Un día en la librería


Un día fui a comprar cuadernos y me encontré con un vago. Me dijo: "Hey, soy Ian Gillan."
"Ala," dije yo. "Qué paja."
"¿Cuál es tu nombre muchacho?"
"Nicolás Toro," le dije.
"Haré una canción para ti."
"Gracias Ian."
"Sacaremos un nuevo disco el próximo año. ¿Te gustó el Bananas?"
"Me gustó el Bananas," dije.
"Me alegro. Te lo dedico."
"Gracias Ian."
Compré mis cuadernos.
"Bueno Ian, debo irme. Fue un gusto conocerte."
"Claro chico, igualmente. Oye, ¿cuál es tu disco favorito de la banda?"
"El Machine Head," respondí.
"Ah, te gustan los clásicos."
"Viva Deep Purple."
"Viva sin duda. ¡Ven a verme uno de estos días Nico!"
"Lo haré, Ian."
"¡Siempre ando por aquí!"
"Vale."
Y me fui sin pedirle su autógrafo.

jueves, 13 de septiembre de 2007

la destrucción de la sociedad occidental Parte I

un día me levanté en mi casa
y me di cuenta de que era la única persona en ella.
acerqué el rostro por la ventana y vi el sol asomando por encima de los tejados
de las otras casas de mi vecindario
tan occidentales, tan modernas,
de colores verdes claros, amarillos opacos, blancos grisáceos o rojos bermellón,
nada de azul o morado o negro ni
marrón.
entonces me subí en el auto de mi padre
y pasé por una fábrica de camino a clases y vi una manifestación
tan grande, tan sombría
enloquecida como la mar en una tormenta de jugos gástricos amenazando
con hacerme llegar tarde. fue entonces que me dije
“mierda carajo, ¿qué voy a hacer con mi vida?
¿qué harás con tu vida Iñaki, qué harás con tu vida?”
¿qué es lo que hace un literato por la vida? ¿seré algún día un miembro útil
de la sociedad?
y me dije “jamás”. estudiaba literatura para no ser nunca
y digo nunca
un miembro útil de la sociedad.
y la manifestación se me vino encima y salí del auto y corrí
entre más verdes claros y amarillos opacos y blancos (no grisáceos sino amarillentos,
quizás por la vejez, quizás por el sudor de las axilas) y rojos bermellón
y me di cuenta de que todo a mi alrededor se iba a la mierda
¿pero qué tanto? pregunté en una esquina a un vigilante
qué carajo estaba pasando y me dijo
“hijo, ha empezado la Tercera Guerra Mundial”
y es que mierda, ningún canal de noticias lo estaba cubriendo
pero los trabajadores sabían, la gente sabía
y yo ahora sabía así que empecé a correr nuevamente.
quise parar un taxi pero el taxista me sacó el dedo por la ventana y siguió de largo
como si él pudiera darse el lujo de no llevar a un chico como yo
a un estudiante de literatura
qué cabrón el taxista
y caminé bajo el sol, por un atajo, hacia la universidad
pero me dije
“¿para qué mierda voy a la universidad?”
y decidí no ir
decidí romper ventanas de autos estacionados y
orinar en esquinas y meterme los dedos en la garganta
y vomitar sobre las demás personas y correr otro poco
y llegué a un canal de televisión poco después (por poco después entiéndase un par de

----------horas)
y abriéndome paso entre guachimanes y demás miembros del staff
llegué a donde los reporteros transmitían y les dije que afuera se manifestaba el

----------proletariado,
que había empezado la Tercera Guerra Mundial
y me miraron (me miraron raro) y me dijeron “¿por qué no estas estudiando hijo?”
y me enfurecí y quise darles
un puñetazo a cada uno
pero me amenazaron con arrojarme por la ventana
y la idea de aquello me preocupó, no porque pudieran romperse todos los huesos de mi

----------cuerpo
sino porque el pavimento estaba caliente
demasiado caliente
seguramente ahí podría haber frito un par de huevos del tamaño de Illinois
así que salí del canal tranquilamente y sin oponer resistencia,
ni siquiera respondí al hombre que me metía zancadilla
aunque quizás si me enfadó, porque unas calles más abajo
me robé un auto, un viejo tico (de un taxista al que mostré el dedo medio)
arranqué el disco que colgaba del espejo y tiré el retrato de Sarita Colonia y aceleré a

----------fondo
atropellando y estrellándome con autos que quizás eran más grandes
pero no eran ni de lejos tan salvajes
ni tan tenaces como aquél tico
¡aquél tico tenía agallas!
¡era el tico del fin del mundo, el tico de la Tercera Guerra Mundial!
y me moví entre calles y vi a estudiantes marchar
“mierda,” me dije. “aquí toda la puta gente marcha.”
entonces me puse a pensar en lo lisuriento que era
o lo lisuriento que había llegado a ser
y me dije “qué carajo” y encendí un cigarrillo sin dejar de manejar
y pensé hacia donde iba
quizás a recoger una puta
y hablando de putas, una señora con un chico que podría ser su nieto
me hizo un gesto y gritó “¡taxi!” y por segunda vez
en lo que iba del día
yo le saqué el dedo a alguien.
unas calles más abajo y con un cigarrillo de menos
traté de prender el aire acondicionado
porque realmente el puto sol me estaba matando
pero nada.
nada porque el aire debía estar descompuesto
o quizás simplemente no le dio la gana de funcionar.
en algún momento
luego de tanto tiempo conduciendo llegué a la playa
y detuve el tico del infierno para estirar las piernas y fumar más tranquilamente
otro cigarrillo
y todo mientras pensaba en un poema sobre ángeles y demonios
y hare krishnas danzando alrededor de una fogata verde como los vómitos de un hombre con problemas
y pensé en escribirlo, diciéndome a mí mismo que aquél no podía tener más de cien

----------versos
(nunca había escrito un poema de más de cien versos), así que saqué mi libreta y me

----------puse a
escribir.
al rato llegó un hombre
un hombre gordo
un hombre gordo que me dijo
que aquél era su auto y que me iba a romper la crisma.
ay dios mío
pensé
realmente este no es
mi día.
entonces explotó la bomba en el horizonte.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

El almuerzo de Lion Chinaski

Lion Chinaski bajó a su cocina para comer adobo de cerdo. Tomó asiento e inspeccionó la mesa, pero se percató de que faltaba algo esencial.
- ¡YAAAAAARRR! ¿DONDE ESTÁ MI CERVEZA?- exclamó entonces. Se puso de pie y abrió el refrigerador pequeño. Sacó dos latas de cerveza y tomó asiento. Abrió la primera lata, tomó dos pastillas para el colesterol de su madre, y se acabó la bebida de dos tragos (uno por cada pastilla). Tomar pastillas para el colesterol podía ser visto como algo puti-gay, pero como Lion Chinaski era muy macho y muy vikingo se las tomaba con alcohol.
- BUUUUUUUUUUUURRRRRRRRRRPP.
Luego de aquella masculina expulsión de gas bucal, Lion procedió a comer el adobo de cerdo. Entonces se percató de algo, una cierta incomodidad entre sus dedos.
- Estos no son cubiertos de verdad. ¿DONDE ESTÁN LOS CUBIERTOS DE VERDAD?
Y es que el cuchillo y el tenedor eran muy pequeños para él. Así, Lion Chinaski se puso de pie y tomó del cajón un cuchillo y un tenedor que ocuparan un espacio mayor entre sus viriles dedos. Luego, tomó asiento y procedió a devorar su almuerzo.

¡Daba gusto verlo comer! Era la imagen personificada de la hombría, cercenando la carne, llenando su boca de cerdo, papas asadas, cerveza y arroz.
- BUUUUUUUUUUUUUUUUUUURRRRRRRRRRRRRRRPP.
Lion Chinaski arrojó su plato al lavadero, sacó una tercera lata de cerveza, se la bebió y procedió a salir de la cocina. Mientras subía las escaleras, decidió comerse a su empleada por sus repetidas faltas de criterio.

Lion Rose y la magia

Cuentan las historias que el viejo Lion Rose volaba por el cielo cuando un hombre de Old Marsh le llamó por su nombre. El cansado viajero había recorrido el Mar de Polvo en toda su extensión buscando al legendario timador, hasta que vislumbró su perfilada silueta sobre la luna. Lion Rose, al oir que le llamaban, se posó sobre una roca, dispuesto a escuchar lo que el hombre de Old Marsh tenía que decirle.
"Flautista," jadeó el hombre. "Necesito saber."
"Puedes preguntar luego de beber," respondió Lion Rose jugando con su bigote. El hombre, atontado, asintió y bebió de su cantimplora. Luego, expuso al estafador del Continente su inquietud.
"¿Existe la magia, oh Lion Rose?"
Ahora, existen diversas versiones sobre el desenlace de la historia. Algunos dicen que Lion Rose, en su actitud impredecible, rompió a reir, y revoloteando alrededor del viajero, le quitó todas sus pertenencias y le dejó allí solo. Otros, cuentan como por toda respuesta, Rose tomó su vieja armónica y en ella tocó una canción que nadie había escuchado desde tiempos inmemorables, antes de la llegada de la Religión. Sin embargo, la versión más difundida, y aquella que está más aceptada entre los que aseguran conocer el carácter del viejo timador, dicen que Lion Rose sólo sonrió pícaramente, antes de contestar al viajero con otra pregunta.
"¿Existe Dios?"

(18 de mayo del 2007)

martes, 11 de septiembre de 2007

nostalgia

a veces sueño que me arrastra
una motocicleta
por montañas, carreteras y colinas.
yo no voy encima
estoy encadenado a ella y me arrastra por el camino
rasgándose mi ropa y raspándose la piel de
mis muslos
mis piernas y mis nalgas
a veces también mi cara
y el sol que a veces está muy fuerte
me pega en ella y me ciega
pero vamos muy rápido como para quemarme
o broncearme ni nada.
no puedo ver quien conduce, si me inclino podría
estrellarse mi rostro, romperme los huesos
de la frente y la nariz
y mientras veo el paisaje (o vemos, yo y quien conduce)
de altas cordilleras y catedrales góticas
y volcanes y hombres que entierran cadáveres
junto a las tumbas de los suicidas
pienso en cuanto odié siempre a mi madre y en esas mujeres que no
----
/ pude tener
y en los amigos con quienes debería estar recorriendo ese paisaje
en moto o en auto
o quizás en camión.

Visceralismo incendiario

Visualicemos a un hombre, Adán Kadmon. Un hombre fuerte y erguido. Está desnudo, pero si quisiéramos podríamos vestirlo y ornamentarlo con las ropas más finas (o más pobres) y los más llamativos adornos. Ropa interior, camisetas, chaquetas, trajes a la medida, chompas, ponchos, trapos, shorts, faldas, zapatos, zapatillas, mocasines, sandalias, pantuflas, medias, medias con agujeros e incluso pantimedias. Joyas, pitas, pulseras, muñequeras, coderas, rodilleras, cascos, sombreros, cadenas, collares, dijes, anillos, guantes, anteojos, dildos, gafas. Al final, no importa como queramos adornar o vestir a nuestro hombre, esencialmente, sigue siendo el mismo. El hombre en sí no cambia, y aún más, lo que lleva adentro -su corazón, sus tripas- permanece inmutable. Es esa parte esencial del hombre, su interior, sus órganos vitales, la que nos interesa, pues nunca podremos adornarla. Sesos y visceras que realmente hacen a uno hombre.

De vez en cuando uno puede sacarse un órgano, mostrarlo en su esplendor y mucosidad ante un público o una realidad atónita, pero el resto permanecen cubiertos de forma pudorosa por grasas y músculos y otras carnes menos coloridas. A veces uno puede vomitar fuerte y dejar en el piso jugos gástricos, bilis, residuos de un hígado hecho paté. También se podría hurgar en la nariz con un palito y empezar a sacar pequeños trozos del cerebro. Pero a veces todo esto no es suficiente.

Entonces, ¿qué si pudieramos regurgitarlo todo de golpe? De forma impúdica, gore, visceral, incendiaria, desparramar todos nuestros órganos, nuestras visceras, nuestras tripas y sesos sobre la alfombra persa de la literatura? Para algo así, sería necesaria una nueva plaga de peste negra, algo que disparase el gatillo o prendiese la mecha interna de los hijos de Adán Kadmon, y pudiese, al fin, liberar al verdadero hombre, al narrador, al poeta, y mostrarlo, húmedo y viscoso sobre la seda, en todo su esplendor.

lunes, 10 de septiembre de 2007

los escritores piensan vivir en algún momento en una alcantarilla

en un determinado momento toda persona
que escribe se plantea la posibilidad de
abandonar su casa
su familia
su ropa
a su perro
sus discos de buena (o mala)
música y quizás
destapar a las buenas o a las malas
la tapa del desagüe
y buscarse un nuevo hogar en la profunda
alcantarilla.
si uno lo piensa detenidamente
las alcantarillas no son muy diferentes
del hábitat natural de un hombre:
el humedecido
cuerpo de su madre.
pensemos en las diferencias,
simplemente las ratas y el agua verde.
no hablemos de excrementos
¿acaso tu madre no caga?
¿ha alcanzado algún
nivel empírico
espiritual
sociopolítico o aasimoviano
que le permita almacenar en los gruesos canales
de sus intestinos algo distinto de toda esa mierda
tan parecida, si bien no tan maloliente,
a aquella que podríamos hallar
en un tubo del desagüe?
dirás que tu madre es una santa
pero yo digo que
bien guarra debió ser si tuvo un hijo
escritor.

domingo, 9 de septiembre de 2007

El Rito Odínico

De Gunnar Golmen podían decirse muchas cosas, pero realmente destacaba por dos: era un hombre aseado, y no era un truhán como aquellos con los que compartía su mesa todos los jueves por la noche en ese pequeño café de Edimburgo.

Esos dos rasgos de su persona, específicamente, eran innegables e irrebatibles. Cada amanecer antes de dormir, se lavaría las manos, se cepillaría los dientes meticulosamente y enjuagaría bien su rostro curtido. Entonces, a media tarde, despertaría e iniciaría el mismo ritual, que era la mejor forma de llamarlo, luego de un baño en agua bien caliente. Después de eso, podría dedicar por entero el resto de la tarde y la noche a sus pasatiempos. Menos los jueves, por supuesto. Los jueves antes de la puesta de sol saldría de su casa en los suburbios escoceses y tomaría un taxi que habría de llevarle a aquél conocido café para reunirse, como era su costumbre, con ese grupo de truhanes.

Salvo algunas contadas escapadas nocturnas, los hábitos de Gunnar Golmen se limitaban a los mencionados anteriormente. E incluso aquellas escapadas difícilmente podían contarse como rupturas en la rutina, pues todas ellas iban invariablemente atadas a alguno de sus diarios pasatiempos. Por eso podía decirse que quien no era un truhán, pero sí un hombre muy aseado, era una persona de hábitos establecidos.

(8 de mayo del 2007)

Clasificado 2: Las Bibliotecas de Nueva Inglaterra


Históricamente, Massachusetts fue el foco de encendidas supersticiones puritanas que llevaron a la muerte de numerosas personas inocentes y la de otras tantas que, quizás, no lo eran tanto. El conocimiento prohibido era aquello que llevaba las almas de los hombres directamente a las garras de Satán, y por ende, a las sempiternas llamas del infierno. Según los hombres de fe, la única forma de salvar el alma hereje y aquellas que le rodeaban de este cruel destino era purificándola en llamas más bien terrenales. Quizás es por esto que resulta una ironía que en la actualidad, es Nueva Inglaterra, y dentro de esta Massachusetts, la región estadounidense que cuenta con más universidades y casas académicas. Llamar a este lugar "cuna del conocimiento" no estaría de más. A veces uno se pregunta qué opinarían los padres fundadores de ciudades como Salem si vieran en lo que se ha convertido este territorio que hace unos cuantos siglos habitaron.

Por supuesto, siempre podrá argumentarse que los conocimientos hallados en los centros de estudio y bibliotecas de Massachusetts no están prohibidos, lo cuál resulta una perogrullada de proporciones... heréticas. El conocimiento se estudia para ser comprendido, y todos sabemos que el objetivo de un verdadero brujo está más lejos de la adoración demoníaca que de la trascendencia del ser a través de la comprensión definitiva de los misterios del mundo habitado, por supuesto, a través del tantas veces mentado conocimiento.

Grupos esotéricos como el Amanecer Dorado y el Argenteum Astrum llegaron a Boston y la costa este en tiempos victorianos, trayendo viejas reliquias para acompañar a aquellas que habían podido salvarse de la purga arcana. Nobles snob y otros aristócratas fueron mecenas tanto de las casas de estudios como del New Age, resultando en lazos de tácita comunión entre los prometedores estudiantes de lo mundano y aquellos que indagaban más bien sobre lo oculto. Es por esto que hoy en día, las ricas bibliotecas de universidades como Harvard albergan no solo tratados y enciclopedias ocultistas, sino verdaderos compendios de nigromancia y demonología, libros de magia y otros secretos que el estudiante promedio preferiría ignorar. Y sin embargo, estas no son las principales fuentes de saber arcano en la comunidad de Nueva Inglaterra. Oh no, este honor se lo llevan las bibliotecuchas de corte victoriano que uno puede encontrar a la vuelta de la esquina en algún barrio más bien empobrecido. Bibliotecuchas y feas tiendas de antigüedades, pero eso sí, hay que saber buscar. Si uno sabe donde mirar, probablemente encuentre más de lo que los ministros puritanos jamás soñaron en sus peores pesadillas, y esto es en sí mismo una señal de interés legítimo, requisito indispensable para acceder a los misterios que estos viejos tomos encierran. Un requisito que todos podemos cumplir ya que, como insinué antes, no existe el conocimiento prohibido.
-
(2 de junio del 2007)

viernes, 7 de septiembre de 2007

Carta 2

Escribí en una carta que deslicé bajo la puerta
de la chica de cabello rizado:
"Soy lo que orina un hombre después de haber
bebido gasolina en una noche de borrachera.
Soy la raíz de un árbol que se ha plantado bajo
una alfombra de cemento con flecos de hierro
oxidado.
Soy una quemadura de tercer grado en la cara
interna de tus muslos, descascarando la carne
entre tus piernas.
Soy la caricia de una lengua callosa en el pliegue
de piel entre tu sexo y tu ano.
Soy el efecto doppler y el cromosoma que hace que
los niños con síndrome de down tengan ojos rasgados.
Soy tu admirador secreto."

jueves, 6 de septiembre de 2007

Desnudos

a veces veo a la gente
y pienso que tuviera
visión de rayos X
y pudiera ver debajo
de las ropas
los cuerpos blancos,
negros, rojos, amarillos
y aún debajo de la carne, de la piel y de los
huesos.

el patio y la cocina

veo cuerpos agusanados
en el tendedero del patio
de mi tía
y una espesa bruma en
su taza de café,
girando y formando
remolinos lacrimosos con forma de
alimaña, de ladilla,
de esperma y de
gusanos.

Carta 1

"Si te das cuenta siempre he estado huyendo," dije a mi padre en una carta que le envié.
"Después de que se fue Estela me di cuenta de que no quería ser abogado, sino periodista,
luego escritor, narrador, poeta.
Por eso luego de 4 meses me tomé el avión detrás de ella, porque pensé que tenía que
dejar de estar siempre huyendo y empezar a hacer algo con la vida que se me iba y se me
iba. Y ya en el avión en el asiento del costado había una gringa que me preguntó
'¿a donde vas?' y yo le respondí 'a Ohio' '¿y qué hay en Ohio?' quiso saber y yo lo pensé bien.
Lo pensé y lo pensé y dije
'Nada.'"

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Un trovador y el Sacerdote de Judas

Así que este es
El Sacerdote de Judas
El señor de Halford que lleva el estandarte
Del ídolo carmesí, dijo el trovador, dijo aquél flautista.
Un hombre pálido en túnicas azules
De dientes largos y brillantes
Y ojos rápidos, descontrolados,
El sumo sacerdote de la Bestia, el señor
De Halford.
El trovador sacaría
Una pluma
De una raída, una vieja chaqueta
Desteñida y maltratada
Por el aire del desierto, por las rocas
Que raspan y laceran
Al viajante, (llamemosle tonto, intrépido
O como más convenga) y tomaría nota
Tomaría nota del peculiar aspecto
Del hombre,
Alto y noble,
Que tenía ante él.
¿Pero es hombre
El sacerdote de
una bestia? ¿Es noble lo que
No es hombre pero
camina sobre
Dos pies y bebe en
Copas de oro y gemas
Y aún presta al trovador
Tinta para su pluma?

vishnú

Campo de cuerpos mutilados
Y vados de sangre amatista
Donde pájaros de ojos verdes y violetas
Devoran las flores y la carne
Que crecen en los enmohecidos ombligos.
Allí es donde te vi correr
Entre sangrientos matorrales,
Empapados los pies de brillante amatista
Líquido
Que en altas copas luego
Habría de beber.
¿Y los pétalos? ¡Oh, los pétalos!
Tan brillantes tan brillantes
Entre tus dedos y bajo las uñas
De tus pies.

lunes, 3 de septiembre de 2007

las 47 vírgenes

47
puertas doradas
de marco amplio,
imponentes
esas puertas,
más bellas
y más
fuertes que
los muros del palacio
que protegen.

47
puertas doradas
de marco amplio y
fuertes goznes,
47 puertas
que llevan
a 47
diferentes
corredores
de parquet
que llevan a su vez
a las vírgenes que
aguardan
sumergidas
en la leche empalagosa
de aquellos majestuosos
nobles,
príncipes pederastas.

el palacio de las vírgenes
hambrientas,
sedientas
de la rica
proteína, del dulce cáliz,
dulce miel
proveniente de tan
lejos,
del mundo
más allá de aquel
palacio, aquellos
muros, aquellas
puertas
doradas e imponentes
(¡qué bellas y que
fuertes, esas puertas!)
más allá de los
47
senderos que
recorren día a día
a caballo (cada vez más
lentamente) sus hermosos príncipes
de 47 años
y ralos cabellos
grises.

Cold Wind to Valhalla


Hay algo sobre el Barranco bohemio que me resulta detestable. Mucha gente de cualquier otro distrito dando vueltas por aquí. Mucho blanco entre cholo. Y no es que tenga algo contra los blancos, porque yo soy blanco. Bien blanco.

En fin, no puedo dormir. Así que bebo en algún bar de la Avenida Grau. Siempre bebo en algún bar de la Avenida Grau. La rutina es pedirme un vodka. Mis gustos van más hacia el vodka y la cerveza que hacia el whiskey y el ron. Y el vino, algo tiene el vino que no. Quizás es porque le gusta mucho a las mujeres. Y algo tienen las mujeres que no.

Así que, bueno, noches de alcohol y música en Barranco. ¿Eso me haría un bohemio? Quizás por eso prefiero evitar la música. Odio la música. Algún genio la llamaba la más inútil de las artes, y sin embargo la más grande; yo no soy un genio, así que me quedo con la primera parte de la afirmación. Y así puedo decir que las mías son solo noches de alcohol. Noches de alcohol en Barranco.

Conozco a mucha gente por aquí. He vivido en este distrito toda mi vida. Desde que el abuelo Jorgensen llegara a Lima en el 17, los Jorgensen hemos estado en Barranco. Y a lo que iba al principio es al tema de lo detestable que puede resultar una panda de niños "bohemios" rondando en el boulevard hasta las 4 de la mañana. Carajo, hasta las 3 es saludable. Después de las 4 solo puede ser una borrachera infernal. Yo lo sé, ustedes lo saben, nosotros lo sabemos. Los dioses lo saben. Y cuando los vecinos, los que realmente vivimos aquí, queremos hacer algo al respecto, nos tratan como a unos putos tiranos. Pero nosotros vivimos aquí. No ustedes, cabrones de bufanda rayada y saco, cabrones de anteojos, boina y chapitas. Ustedes no.
Hay algo en esos niños que me resulta detestable. Nunca acabo de acostumbrarme a su presencia.

Pero eso no es lo peor. Lo peor viene cuando empiezan a meterse a tus bares. Cuando los niños bohemios, los panqueques, los indies, los toneritos, los emos, empiezan a meterse en los lugares que frecuentas porque no puedes dormir a causa del ruido que provocan. Del escándalo que traen con ellos desde distritos circundantes, desde San Isidro o Miraflores, Surquillo. Cuando los niños bohemios pretenden beber contigo, hablarte y sonreirte y si no pueden hacer que les hables y les sonrías tú también, se burlan. Se ríen de ti, el viejo borracho e insomne, ese ejemplar del fósil de un etílico ser humano. El amargado adulto barranquino.

- Hola Emilio- saludo a Emilio. Él es el dueño. También es el barman.
- Hola Juan, ¿cómo estas?
- Ahí ando.
Me sirve el primer trago de la noche. Soy asiduo, sabe qué servir.
- ¿Cómo van las ventas?
- Las ventas van bien. Siempre van bien.
Sí, aquí las ventas siempre van bien. Nunca mal ni mejor. Reímos un rato, hablamos de fútbol. De la buena actuación de la Sub 17. De lo patético que me parece premiar a un equipo por llegar a los cuartos de final.
- Por eso cuando llega la hora nunca vamos al mundial.
De como pienso que por eso, cuando llega la hora, nunca vamos al mundial.
- Se premia cuando se gana. O si al menos se llega a la final- digo-. O si le rompes el esternón a otro jugador de un cabezaso. Ahí que se merecerían un premio.
Emilio y yo nos reímos. Los otros clientes se ríen. Soy un tipo gracioso. Más vodka. Me invitan una cerveza, la acepto.

Son casi las 4 y entonces llegan un grupo de esos chicos bohemios.
- Hola- saludan.
- Hola muchachos- les responde Emilio. Yo los miro.
- ¿Podemos sentarnos?
- Adelante.
Miran las fotografías viejas de Emilio. Miran la camiseta de Lolo Fernández en la pared. Hablan de Lolo Fernández. No saben nada de Lolo Fernández. Hablan de la Sub 17. También hablan del local, le preguntan a Emilio la historia del local. Me miran. Me hablan a mí.
- No te escucho hijo, estoy borracho- digo.
Se cagan de risa.
- Este señor es un chiste- dice uno.
- Está bien, hay que darle bien a la botella. Le decía si se quiere beber una cerveza con nosotros.
Le miro.
- Por los dioses que no beberé con un mocoso. Nos vemos Emilio.
Y así, tambaleandome, avanzo hacia la salida. Y entonces los oigo reir. Me vuelvo para verles señalándome. Doy media vuelta, camino hacia ellos, me miran gravemente. Empujo a uno de ellos y cae del taburete. Cae de culo y suena el hueso del culo. Y salgo una vez más, sin escuchar a nadie, sin prestar atención a nadie. A los Jorgensen no nos vienen con cojudeces.

Me alejo de la Avenida Grau. Ya estoy cerca del Girón de la Unión, por donde yo vivo. Es entonces, cuando me acerco a la calzada, cuando me percato que me vienen siguiendo. Los putos bohemios me vienen siguiendo. Debo admitir que estoy sorprendido. Nunca pensé que un grupo de personas que viven para depredar un noble distrito y gastarse la plata de sus padres en música y bebida (ellos si pueden dormir, que no me jodan) fuera a buscar revanchas de ningún tipo. Así que me doy media vuelta, les encaro, rascando suavemente mi barba.

- Oye conchatumadre, te voy a sacar la mierda- dice el niño al que, seguramente, tiré del taburete. Me empiezo a reir, me parto el culo de risa en su cara.
- Acá te espero mocoso- le digo. Los otros dos se ríen. Qué borracho debo estar.
Vienen a sacarme la mierda. Le meto un cabezaso en el esternón al primero y lo siento de culo, otra vez. Odín bendiga a Zidane. Me tiro sobre él, le meto un codazo en la cara, puedo sentir el tabique hundiéndose suavemente sobre el rostro agradable. ME PATEAN, ME PATEAN, ME PATEAN ESTOY GOLPEANDO A SU AMIGO Y ME PATEAN ESTOS BOHEMIOS HIJOS DE PUTA ME PATEAN PERO YO NO DEJO DE GOLPEARLO POR LOS DIOSES QUE NO DEJO DE GOLPEARLO, NO PARO, NO PARO, NO PARO. Tomo a uno del pie, le rompo el tobillo. El otro da un salto para atrás y me pongo de pie. POR LA CONCHASUMADRE, UNA BOTELLA EN LA CABEZA. Una botella en la cabeza siempre duele. Pero yo no me caigo. A veces pienso que yo nací para esto. Yo nací para partirles el ano a niños bohemios. La botella está rota, hay SANGRE SANGRE SANGRE. LE DOY UN CABEZASO JUSTO EN MEDIO DE LA CARA. Rueda gradas abajo. Voy por el siguiente, por el último que queda. El del piso, el del tabique roto, se levanta y corre. Sí, uno, queda uno, botella en mano.
- Vamos, sorrosquete- le digo-. Soy Clint Eastwood y te estoy esperando.
Puedo sentir la sangre correr desde mi cabeza por todo mi rostro. La barba enrojecida gotea y deja pequeñas manchas carmesí sobre mi cuello y mi camiseta. Los Jorgensen vivimos en Barranco desde que el abuelo Torlief Jorgensen llegó a Lima en el 17. El niño grita. EL NIÑO GRITA Y SE LANZA SOBRE MÍ, SE ABRAZA A MÍ, ME PEGA, ME PEGA CON LA BOTELLA PERO NO LA ROMPE ES DÉBIL, ES DÉBIL COMO UN MONO, COMO UNA MUJER, NO PUEDES CONFIAR EN UNA MUJER. Se aferra a mí, caemos al piso y rodamos, rodamos las gradas de piedra. RODAMOS RODAMOS LAS GRADAS DE PIEDRA. RÍO, RÍO, ME MUERO PERO ME LLEVO A TRES NIÑOS PITUCOS CONMIGO, MARICONES, QUÉ MEJOR FORMA DE MORIR. OH DIOSES. JAJAJA. JAJAJA.
--------------------------------------------------------------------------------------

Hace frío. Yazgo sobre el la calzada del Girón de la Unión. Son más de las 4 de la mañana. Solo hasta las 3 es saludable. Después de las 4 solo puede ser una borrachera infernal.