jueves, 13 de septiembre de 2007

la destrucción de la sociedad occidental Parte I

un día me levanté en mi casa
y me di cuenta de que era la única persona en ella.
acerqué el rostro por la ventana y vi el sol asomando por encima de los tejados
de las otras casas de mi vecindario
tan occidentales, tan modernas,
de colores verdes claros, amarillos opacos, blancos grisáceos o rojos bermellón,
nada de azul o morado o negro ni
marrón.
entonces me subí en el auto de mi padre
y pasé por una fábrica de camino a clases y vi una manifestación
tan grande, tan sombría
enloquecida como la mar en una tormenta de jugos gástricos amenazando
con hacerme llegar tarde. fue entonces que me dije
“mierda carajo, ¿qué voy a hacer con mi vida?
¿qué harás con tu vida Iñaki, qué harás con tu vida?”
¿qué es lo que hace un literato por la vida? ¿seré algún día un miembro útil
de la sociedad?
y me dije “jamás”. estudiaba literatura para no ser nunca
y digo nunca
un miembro útil de la sociedad.
y la manifestación se me vino encima y salí del auto y corrí
entre más verdes claros y amarillos opacos y blancos (no grisáceos sino amarillentos,
quizás por la vejez, quizás por el sudor de las axilas) y rojos bermellón
y me di cuenta de que todo a mi alrededor se iba a la mierda
¿pero qué tanto? pregunté en una esquina a un vigilante
qué carajo estaba pasando y me dijo
“hijo, ha empezado la Tercera Guerra Mundial”
y es que mierda, ningún canal de noticias lo estaba cubriendo
pero los trabajadores sabían, la gente sabía
y yo ahora sabía así que empecé a correr nuevamente.
quise parar un taxi pero el taxista me sacó el dedo por la ventana y siguió de largo
como si él pudiera darse el lujo de no llevar a un chico como yo
a un estudiante de literatura
qué cabrón el taxista
y caminé bajo el sol, por un atajo, hacia la universidad
pero me dije
“¿para qué mierda voy a la universidad?”
y decidí no ir
decidí romper ventanas de autos estacionados y
orinar en esquinas y meterme los dedos en la garganta
y vomitar sobre las demás personas y correr otro poco
y llegué a un canal de televisión poco después (por poco después entiéndase un par de

----------horas)
y abriéndome paso entre guachimanes y demás miembros del staff
llegué a donde los reporteros transmitían y les dije que afuera se manifestaba el

----------proletariado,
que había empezado la Tercera Guerra Mundial
y me miraron (me miraron raro) y me dijeron “¿por qué no estas estudiando hijo?”
y me enfurecí y quise darles
un puñetazo a cada uno
pero me amenazaron con arrojarme por la ventana
y la idea de aquello me preocupó, no porque pudieran romperse todos los huesos de mi

----------cuerpo
sino porque el pavimento estaba caliente
demasiado caliente
seguramente ahí podría haber frito un par de huevos del tamaño de Illinois
así que salí del canal tranquilamente y sin oponer resistencia,
ni siquiera respondí al hombre que me metía zancadilla
aunque quizás si me enfadó, porque unas calles más abajo
me robé un auto, un viejo tico (de un taxista al que mostré el dedo medio)
arranqué el disco que colgaba del espejo y tiré el retrato de Sarita Colonia y aceleré a

----------fondo
atropellando y estrellándome con autos que quizás eran más grandes
pero no eran ni de lejos tan salvajes
ni tan tenaces como aquél tico
¡aquél tico tenía agallas!
¡era el tico del fin del mundo, el tico de la Tercera Guerra Mundial!
y me moví entre calles y vi a estudiantes marchar
“mierda,” me dije. “aquí toda la puta gente marcha.”
entonces me puse a pensar en lo lisuriento que era
o lo lisuriento que había llegado a ser
y me dije “qué carajo” y encendí un cigarrillo sin dejar de manejar
y pensé hacia donde iba
quizás a recoger una puta
y hablando de putas, una señora con un chico que podría ser su nieto
me hizo un gesto y gritó “¡taxi!” y por segunda vez
en lo que iba del día
yo le saqué el dedo a alguien.
unas calles más abajo y con un cigarrillo de menos
traté de prender el aire acondicionado
porque realmente el puto sol me estaba matando
pero nada.
nada porque el aire debía estar descompuesto
o quizás simplemente no le dio la gana de funcionar.
en algún momento
luego de tanto tiempo conduciendo llegué a la playa
y detuve el tico del infierno para estirar las piernas y fumar más tranquilamente
otro cigarrillo
y todo mientras pensaba en un poema sobre ángeles y demonios
y hare krishnas danzando alrededor de una fogata verde como los vómitos de un hombre con problemas
y pensé en escribirlo, diciéndome a mí mismo que aquél no podía tener más de cien

----------versos
(nunca había escrito un poema de más de cien versos), así que saqué mi libreta y me

----------puse a
escribir.
al rato llegó un hombre
un hombre gordo
un hombre gordo que me dijo
que aquél era su auto y que me iba a romper la crisma.
ay dios mío
pensé
realmente este no es
mi día.
entonces explotó la bomba en el horizonte.

5 comentarios:

P dijo...

oye chinaski, no me parece que trates así a la sarita eh! mal mal.

P dijo...

en serio eh, muy muy mal.

P dijo...

uy mira, voy como tres comentarios en tu magnánima obra.

P dijo...

ayer fue tu cumpleaños :)

P dijo...

yaya, mucho.